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Solucionar problemas

La forma en que las personas enfrentan los problemas es muy decisiva en su calidad de vida. Hay quienes se ahogan en una gota de agua, otros tienden a achacar toda la responsabilidad por lo que sucede a los demás externalizando el problema, y los más sabios pueden visualizar qué parte del problema puede ser de su responsabilidad. Por ejemplo, cuando los niños(as) obtienen una mala nota se abren a la posibilidad de que en la generación de la situación que los aproblema haya una parte que puede ser de su responsabilidad. Pueden asumir, por ejemplo, que a lo mejor no sólo se trata de que la prueba fuera muy difícil, sino que el mal resultado puede ser producto de no haber prestado suficiente atención en clases cuando el profesor explicaba, por lo que la comprensión de la materia resultó insuficiente.

Ciertamente, lograr entender que una parte del problema pudiera ser de propia responsabilidad es un proceso largo y difícil que algunas personas nunca logran, ya que es tanto más fácil -pero menos iluminador- atribuir toda la responsabilidad a otros o a las circunstancias externas, porque ello nos evita hacer el esfuerzo de cambiar las circunstancias externas.

Cada día trae para niños y adolescentes nuevas situaciones que eventualmente pueden convertirse en problemas. Algunos niños, ante las dificultades, tienden a paralizarse y a esperar que otros les busquen soluciones para resolverlas, en tanto que otros asumen una actitud más positiva, que consiste en esforzarse en encontrar caminos para resolver las problemáticas que van surgiendo. Una actitud pasiva es señal que pueden estar desarrollando sentimientos de incompetencia para enfrentar las situaciones difíciles.

Algunos(as) niños(as) tienen actitudes que constituyen en sí mismas problemas, porque se han habituado a reaccionar de una manera poco funcional; por ejemplo, aquellos que pierden las cosas, porque no tienen el hábito de dejarlas siempre en el mismo lugar. Así sucedió con Cecilia, que en las mañanas se atrasaba porque no encontraba sus zapatos. Estos retrasos desesperaban al papá, quien la retaba estigmatizándola con el rótulo "Doña Desorden". Los papás decidieron ayudar a Cecilia buscando enfrentar el problema con una actitud de solución y no de inculpación. Contrariamente a lo que solemos hacer los adultos, los papás de Cecilia incentivaron que fuera ella quien encontrara las soluciones y la hicieron sentir que ella era capaz de encontrarlas, y lo más importante, era capaz de cumplir con lo que se proponía.

Neva Milicic

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