Ir al contenido principal

El niño y el elefante (Motivación)


En una época en la que no habían activistas que protestaran contra la crueldad animal en los circos, había un niño al que le gustaba mucho ver a los animales en el circo; de todos ellos el que más llamaba su atención era el elefante. 
Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de peso, tamaño y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa, parecía obvio que ese animal era capaz de arrancar con facilidad la estaca y huir.
El misterio era evidente: ¿Por qué no huía si aquello que lo sujetaba era tan débil comparado con su fuerza? El niño preguntó  a varias personas por el misterio del elefante y alguien le explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hizo entonces la pregunta obvia: si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?, pero no recibió ninguna respuesta coherente.
Cierta vez descubrió a un anciano lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: «El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy pequeño». Cerró los ojos y se imaginó al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.
Seguramente en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que seguía... hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.
Este elefante enorme y poderoso no escapa porque cree que no puede. Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que se siente poco después de nacer. Y lo peor es que jamás ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez.
Cada uno de nosotros somos un poco como ese elefante: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad. Vivimos creyendo que un montón de cosas «no podemos hacer», simplemente porque alguna vez probamos y no pudimos.
Grabamos en nuestro recuerdo «no puedo... no puedo y nunca podré», perdiendo una de las mayores bendiciones que tiene un ser humano: la fe. La única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo nuestro corazón y todo nuestro esfuerzo como si todo dependiera de nosotros...

Entradas populares de este blog

PALABRAS DE BIENVENIDA

Para ser feliz hay que hacer lo que nos apasiona, y mejor si estudiamos aquello que es apasionante, porque la pasión cultivada en el estudio rendirá frutos o resultados, aquello que llaman todos: éxito. ¿Pueden las personas ser exitosas sin estudiar en un colegio o universidad? Si, probablemente teniendo un negocio se habrá superado los ingresos económicos de un profesional cualquiera y se logrará cierto éxito. Pero qué ocurre si se es ambicioso y se quiere hacer algo realmente valioso y tener no un negocio sino un gran negocio; entonces es necesario estudiar, conocer con profundidad cada aspecto de la empresa o uno en particular para hacer la diferencia y obtener mejores resultados. Seguramente han oído hablar de multimillonarios que no tienen carrera o estudios universitarios, los hay. Del listado que hace FORBES, revista de negocios muy famosa, hay once en el 2019 ubicados entre los más ricos; todos ellos abandonaron la universidad. Si, correcto, no hace falta graduarse en la u...

El autodominio

El verdadero éxito es aquel que se obtiene contra uno mismo. No consiste en acumular cosas u obtener prestigio social, sino en el autodominio, en la victoria sobre uno mismo.